Críticas y reseñas literarias
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Es un lugar
Cuentos
de Alba Vera Figueroa
San Miguel de Tucumán (1995)
124 páginas
Leonardo Iramain. Poeta.
San Miguel de Tucumán, 4 febrero de 1996 –
Es un lugar…
de Alba Vera Figueroa
Crítica Es un lugar. Reseña.
de Alba Vera Figueroa (Lita Vera)
por LEONARDO IRAMAIN
EL PERIÓDICO de Tucumán
4 de febrero de 1996
La estancia en otros países tal vez motivó a la autora a escribir un volumen de cuentos cuya lectura se transforme en un viaje a través de múltiples episodios. Tal es lo que sucede cuando uno penetra en el territorio narrativo de la veintena – y un poco más- de estos cuentos que Lita Vera nos entrega para deleite de nuestros sentidos. Bien expresa al respecto en el prólogo el talentoso David Lagmanovich “que las piezas del volumen, nos hace percibir una línea claramente estructurante de esta imaginación creadora: la exploración de las relaciones espaciales, que quizás pudiera relacionar con la experiencia del exilio”.
Cuentos que son valiosísimas piezas literarias que vienen a enjoyar las letras tucumanas, como pocas veces antes. El relato corto aportó siempre riquezas a nuestra narrativa. Nada hecho al descuido ni dejado al arbitrio del arte intuitivo, ya que cada uno de los cuentos ha sido elaborado con la precisión de quien maneja el cincel y talla armoniosamente su obra artística; de ese modo ha desarrollado la escritora su labor dirigiéndola al lector sin las complicaciones del metalenguaje pero sí con una exacta visión comunicadora, fundiendo imaginación, experiencias, estilo y ritmo dentro de un mismo crisol, a fin de que el resultado sea una perfecta amalgama de matices, incógnitas y sorpresas durante la lectura.
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Entonces, el que lee se halla frente a planos alternantes que él mismo ordena sin dificultad para poder encontrar el camino hacia el vibrante final de cada pieza, por cierto que con sus connotaciones posteriores ya que aún en los cuentos menos enigmáticos logra la autora explotar al máximo su rigurosa ceremonia creadora, con el propósito de invitar al que recrea con sus ojos y sus sentidos los cuentos a que recuerde cada momento de esa experiencia y ya no se ajuste estrictamente a los símbolos del lenguaje y arme su propia historia al recorrer con una nueva visión el espacio antes andado: senda llena de episodios que individualmente representan, no obstante la brevedad, verdaderos mundos con sus luces y sus sombras, algunas veces desatados de la longitud temporal.
Asimismo impacta la abundancia temática que hay en las páginas del libro cuya autora no ha tomado la posición del autor omnipresente, ya que ella en el momento del acto creativo, ha sabido ubicarse en el lugar del lector. Desde ese sitio ha combinado fructíferamente las referencias mágicas con las reales, lo cotidiano con los hechos sorprendentes. De igual modo que el narrador de historias que se amanece junto fuego, y cuando ya ha contado todas las que tenía en mente, inventa una más para la próxima ronda. Tal el propósito de Lita Vera, porque a tanta imaginación creadora de pronto, seguramente, se sumará una nueva obra que nos permitirá proseguir viajando por ese universo donde las imágenes del relato se unen a la de la poesía.
Un libro que hay que leer a fin de descubrir que en Tucumán existen auténticos creadores.